lunes, 14 de mayo de 2012

La casa de Bernarda Alba.

Obra de teatro

La casa de Bernarda Alba es una obra teatral en tres actos del escritor Federico García Lorca, escrita posiblemente en 1936.
La obra cuenta la historia de Bernarda Alba que, tras haber enviudado por segunda vez a los 60 años, decide vivir los próximos ocho años en el más riguroso luto. Quizá el rasgo más destacable sea su fanatismo religioso. Con ella viven cinco hijas: Angustias, Magdalena, Amelia, Martirio y Adela.
Sin personajes masculinos en escena. El apellido de las mujeres de la obra es simbólico y significa castidad.



La película

La casa de Bernarda Alba es una película española dirigida por Mario Camus en 1987 a partir de la obra teatral homónima de Federico García Lorca.

Guión:
Mario Camus.
Antonio Larreta.


Actores:
  • Irene Gutiérrez Caba (Bernarda Alba)
  • Ana Belén (Adela)
  • Florinda Chico (Poncia)
  • Enriqueta Carballeira (Angustias)
  • Vicky Peña (Martirio)
  • Aurora Pastor (Magdalena)
  • Mercedes Lezcano (Amelia)



Premios: 
2ª edición premios Goya.
Mejor dirección artística - Rafael Palmero.

miércoles, 2 de mayo de 2012

Panorama actual del teatro

Con la llegada de la democracia cambian las circunstancias en las que se desarrollaba la vida teatral española: los dramaturgos escriben en libertad, sin preocuparse por la censura, y se representan obras que antes estaban prohibidas.


Pese a todo, la escena española ha seguido dominada por un teatro de corte comercial, integrado a menudo por piezas humorísticas de ínfima calidad, mientras que los dramaturgos actuales tienen dificultades para llevar sus textos a escena. Muchos de los grupos independientes surgidos en el período anterior han desaparecido.


Es difícil señalar unas corrientes definidas en la actualidad. Puede apuntarse, en todo caso, el resurgimiento de un teatro social, de tintes costumbristas y críticos, y la importancia que se concede al montaje, escenografía, juegos de luces o sonidos, etc., en detrimento del texto, que con frecuencia queda relegado a un segundo lugar.

Algunas obras que están actualmente en la cartelera de Madrid son:
  • 5 horas en 5 minutos
Dos amigas se ponen en contacto después de un largo periodo de no saber nada la una de la otra. ¿Por qué? ¿Para qué?... Una intenta remover el pasado y acabar con sus remordimientos. La otra solo quiere olvidar y vivir su vida tal y como ella misma la ha diseñado. ¿Se pueden resumir cinco años en cinco minutos?


  • Amanecí como con ganas de morirme

Amanecí como con ganas de morirme es un divertimento, una serie de cuadros deshilvanados que juegan a desmitificar la Muerte en todas sus expresiones: suicidios, eutanasia, muerte natural, muerte lenta, rápida, por inyección, por pastillas, muertes piadosas, efectistas a través de unos personajes desquiciados que se enfrentan a la muerte con un desparpajo y una irreverencia absolutamente impredecibles. Porque a menudo se nos olvida que la muerte no es más que un viaje, y a veces, hasta vale la pena celebrarla.
  • Antes de la lluvia

"Antes de la lluvia" cuenta la historia de un amor imposible que pervive a lo largo de la historia. Todo comienza a principios del siglo XIX y continúa con los encuentros de estas dos almas en la Barcelona de principios del siglo XX, en el presente más duro acosado por la crisis económica y llega hasta el futuro, donde el peso de la herencia provocará el encuentro definitivo.


Diego e Inés, Quim y Mercè, Lucía y Mario y B14 y S29 serán los protagonistas de una historia de amor que trasciende al paso del tiempo.

lunes, 26 de marzo de 2012

Obra de Antonio Gala

Gala es un autor de gran éxito entre los lectores en cualquiera de los géneros que cultiva: teatro, columnismo, novela o lírica. Su estilo abunda en imágenes y recursos líricos, y es muy elaborado en lo formal, pero no le faltan detractores por sus críticas a personajes de la actualidad o a personajes históricos.

Sus obras están marcadas por temas históricos, utilizados más para iluminar el presente que para ahondar en el pasado. Comenzó su dramaturgia con Los verdes campos del Edén (1963), Noviembre y un poco de hierba, Los buenos días perdidos (1972), Anillos para una dama (1973), Las cítaras colgadas de los árboles (1974), la comedia ¿Por qué corres, Ulises? (1975), Petra regalada (1980), El hotelito, Séneca o el beneficio de la duda (1987) y en 1989 da el libreto de la ópera Cristóbal Colón. Ha colaborado en series televisivas como Y al final esperanza (1967), Si las piedras hablaran (1972-1973), Paisaje con figuras (1976 y 1980). Otras obras suyas son El cementerio de los pájaros (1982), Samarkanda, Los bellos durmientes, sobre la juventud sin ideales, etc. La amplia obra teatral de Gala ha sido más apreciada por su público que por parte de la crítica, la cual encuentra dificultad a la hora de clasificarla debido al carácter lírico y épico que el autor imprime en su trabajo.

Gala ha cultivado todos los géneros literarios posibles, incluidos el periodismo, el relato, el ensayo y el guion televisivo, y ha sido galardonado con numerosos premios, no sólo en el ámbito de la poesía, sino también como resultado de su valiosa contribución al teatro y la ópera. En su palmarés figuran múltiples galardones; entre ellos cabe destacar un accésit al Premio Adonáis de poesía por su obra Enemigo íntimo, el Premio Nacional de Teatro Calderon de la Barca (recibido en 1963) por su comedia Los verdes campos del Edén y el premio Planeta por su primera novela, El manuscrito carmesí. Conocieron particular éxito Anillos para una dama (1973), ¿Por qué corres, Ulises? (1975), Petra regalada (1980), Samarkanda (1985), Carmen, Carmen (1988) y La truhana (1992). De su obra poética, inédita en gran parte, resaltan Sonetos de La Zubia, Poemas de amor, Testamento Andaluz, la ya citada Enemigo íntimo y El poema de Tobías desangelado (2005).

La llegada de Antonio Gala a la novela fue tardía, pero obtuvo un éxito de público arrollador con novelas como la histórica El manuscrito carmesí y La regla de tres así como La pasión turca, adaptada al cine por el conocido director español, Vicente Aranda. El Águila bicéfala es una colección de artículos sobre el amor. Destaca también en el campo del relato corto con libros como Los invitados al jardín (2002). Sus memorias, Ahora hablaré de mí, (2000), se hallan escritas con un gran sentido del humor.

lunes, 19 de marzo de 2012

Vida de Antonio Gala Velasco

Nacido en Ciudad Real en 1930. Su infancia la pasó en Córdoba y allí escribió sus primeras obras, dando a los catorce años una conferencia en el Círculo de la Amistad.
Lector precoz de Rainer Maria Rilke, Garcilaso, San Juan de la Cruz y otros autores, estudió desde la temprana edad de 15 años la carrera de Derecho en la Universidad de Sevilla y, como alumno libre, Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Económicas en la Universidad de Madrid, obteniendo licenciaturas en todas ellas.
Al acabar sus estudios universitarios, inició la preparación de oposiciones al Cuerpo de Abogados del Estado, abandonándolo en un gesto que él recuerda como de rebeldía ante las presiones de su padre, para ingresar después en los Cartujos. Pero la rígida disciplina monástica no estaba hecha para él, y, como cuenta en su autobiografía, Ahora hablaré de mí, fue expulsado de la orden.
Se mudó entonces a Portugal, donde llevó una vida bohemia. En 1959 comenzó a impartir clases de Filosofía e Historia del Arte y recibió un accésit del Premio Adonáis de poesía por su obra Enemigo íntimo, empezando una exitosa carrera teatral y periodística, que le posibilitó desde 1963 vivir sólo de la escritura.
A mediados de 1962 se marchó a Italia, instalándose en Florencia, donde permaneció casi un año. En este tiempo publicó en la revista mensual Cuadernos hispanoamericanos poemas de su libro La deshora.
A principios de la década de los setenta, una grave enfermedad lo llevó al borde de la muerte y durante la convalecencia empezó a utilizar su complemento más característico: el bastón, objeto del que ha reunido ya una gran colección.
Se hicieron célebres sus artículos de prensa publicados en el suplemento dominical de El País, todos estos artículos han sido después recopilados en libros.
Convertido ya en un personaje altamente popular de la literatura española, comenzó a escribir novelas en los años noventa, iniciándose con El manuscrito carmesí, que ganó el Premio Planeta en 1990.
Actualmente, su colaboración en prensa se reduce a artículos de opinión breves, publicados con el nombre de troneras, en el periódico El Mundo. El ritmo de creación y publicación de otras obras suyas ha descendido recientemente, y en varias ocasiones ha dado a entender que El pedestal de las estatuas puede ser su última novela.
En su labor destaca también la faceta de mecenas: creó la Fundación Antonio Gala para Creadores Jóvenes, dedicada a apoyar y becar la labor de artistas jóvenes.
El 14 de diciembre de 2011 Antonio recibió el Premio Quijote de Honor 2011 a toda una vida que concede la Asociación Colegial de Escritores de España.

lunes, 12 de marzo de 2012

Los fantasmas del deseo

Este poema se basa una relacion amorosa que se centra en el placer:


Yo no te conocía, tierra; 
con los ojos inertes, la mano aleteante, 
lloré todo ciego bajo tu verde sonrisa, 
aunque, alentar juvenil, sintiera a veces 
un tumulto sediento de postrarse, 
como huracán henchido aquí en el pecho; 
ignorándote, tierra mía, 
ignorando tu alentar, huracán o tumulto, 
idénticos en esta melancólica burbuja que yo soy 
a quien tu voz de acero inspirara un menudo vivir.
Bien sé ahora que tú eres 
quien me dicta esta forma y este ansia; 
sé al fin que el mar esbelto, 
la enamorada luz, los niños sonrientes, 
no son sino tú misma; 
que los vivos, los muertos, 
el placer y la pena, 
la soledad, la amistad, 
la miseria, el poderoso estúpido, 
el hombre enamorado, el canalla, 
son tan dignos de mí como de ellos yo lo soy; 
mis brazos, tierra, son ya más anchos, ágiles, 
para llevar tu afán que nada satisface.
El amor no tiene esta o aquella forma, 
no puede detenerse en criatura alguna; 
todas son por igual viles y soñadoras. 
Placer que nunca muere 
beso que nunca muere, 
sólo en ti misma encuentro, tierra mía. 
Nimbos de juventud, cabellos rubios o sombríos, 
rizosos o lánguidos como una primavera, 
sobre cuerpos cobrizos, sobre radiantes cuerpos 
que tanto he amado inútilmente, 
no es en vosotros donde la vida está, sino en la tierra, 
en la tierra que aguarda, aguarda siempre 
con sus labios tendidos, con sus brazos abiertos.
Dejadme, dejadme abarcar, ver unos instantes 
este mundo divino que ahora es mío, 
mío como lo soy yo mismo, 
como lo fueron otros cuerpos que estrecharon mis brazos, 
como la arena, que al besarla los labios 
finge otros labios, dúctiles al deseo, 
hasta que el viento lleva sus mentirosos átomos.
Como la arena, tierra, 
como la arena misma, 
la caricia es mentira, el amor es mentira, la amistad es mentira. 
Tú sola quedas con el deseo, 
con este deseo que aparenta ser mío y ni siquiera es mío, 
sino el deseo de todos, 
malvados, inocentes, 
enamorados o canallas.
Tierra, tierra y deseo. 
Una forma perdida.



lunes, 5 de marzo de 2012

Lázaro


Exiliado en Inglaterra, con el corazón muy herido por la sangre que se estaba derramando en tantos frentes de muerte y destrucción, buscando serenidad, Cernuda se interesa por el Libro Sagrado de los cristianos, La Biblia, y descubre la y fuerza de la resurrección de Lázaro (Juan 11, 1–44). Identificándose, sin duda, con el amigo de Jesús, muerto que vuelve a la vida, medita en un largo poema de 117 versos los fascinantes versículos de tan extrañísima historia.

“Lázaro, una de mis composiciones preferidas, quiso expresar aquella sorpresa desencantada, como si, tras de morir, volviese otra vez a la vida.”

Era de madrugada.
Después de retirada la piedra con trabajo,
Porque no la materia sino el tiempo
Pesaba sobre ella,
Oyeron una voz tranquila

Llamándome, come un amigo llama
Cuando atrás queda alguno
Fatigado de la jornada y cae la sombra.
Hubo un silencio largo.
Así lo cuentan ellos que lo vieron.

Yo no recuerdo sino el frío
Extraño que brotaba
Desde la tierra honda, con angustia
De entresueño, y lento iba
A despertar el pecho,
Donde insistió con unos golpes leves,
Avido de tornarse sangre tibia.
En mi cuerpo dolía
Un dolor vivo o un dolor soñado.

Era otra vez la vida.
Cuando abrí los ojos
Fue el alba pálida quien dijo
La verdad. Porque aquellos
Rostros ávidos, sobre mí estaban mudos,
Mordiendo un sueño vago inferioir al milagro,
Come rebaño hosco
Que no a la voz sino a la piedra atiende,
Y el sudor de sus frentes
Oí caer pesado entre la hierba.

Alguien dijo palabras
De nuevo nacimiento.
Mas no hubo allí sangre materna
Ni vientre fecundado
Que crea con dolor nueva vida doliente.
Sólo anchas vendas, lienzos amarillos
Con olor denso, desnudaban
La carne gris y fláccida como fruto pasado;
No el terso cuerpo oscuro, rosa de los deseos,
Sino el cuerpo de un hijo de la muerte.

El cielo rojo abría hacia lo lejos
Tras de olivos y alcores;
El aire estaba en calma.
Mas tremblaban los cuerpos,
Como las ramas cuando el viento sopla,
Brotando de la noche con los brazos tendidos
Para ofrecerme su propio afán estéril.
La luz me remordía
Y hundí la frente sobre el polvo
Al sentir la pereza de la muerte.

Quise cerrar los ojos,
Buscar la vasta sombra,
La tiniebla primaria
Que su venero esconde bajo el mundo
Lavando de vergüenzas la memoria.
Cuando un alma doliente en mis entrañas
Gritó, por las oscuras galerías
Del cuerpo, agria, desencajada,
Hasta chocar contra el muro de los huesos
Y levantar mareas febriles por la sangre.

Aquel que con su mano sostenía
La lámpara testigo del milagro,
Mató brusco la llama,
Porque ya el día estaba con nosotros.
Una rápida sombra sobrevino.
Entonces, hondos bajo una frente, vi unos ojos
Llenos de compasión, y hallé temblando un alma
Donde mi alma se copiaba inmensa,
Por el amor dueña del mundo.

Vi unos pies que marcaban la linde de la vida,
El borde de una túnica incolora
Plegada, resbalando
Hasta rozar la fosa, como un ala
Cuando a subir tras la luz incita.
Sentí de nuevo el sueño, la locura 
Y el error de estar vivo
Siendo carne doliente día a día.
Pero él me había llamado
Y en mí no estaba ya sino seguirle.

Por eso, puesto en pie, anduve silencioso,
Aunque todo para mí fuera extraño y vano,
Mientras pensaba: así débieron ellos,
Muerto yo, caminar llevádome a tierra.
La casa estaba lejos;
Otra vez vi sus muros blancos
Y el ciprés del huerto.
Sobre el terrado había una estrella pálida.
Dentro no hallamos lumbre
En el hogar cubierto de ceniza.

Todos le rodearon en la mesa.
Encontré el pan amargo, sin sabor las frutas,
El agua sin frescor, los cuerpos sin deseo;
La palabra hermandad sonaba falsa,
Y de la imagen del amor quedaban
Sólo recuerdos vagos bajo el viento.
El conocía que todo estaba muerto
En mí, que yo era un muerto
Andando entre los muertos.

Sentado a su derecha me veía
Como aquél que festejan el retorno.
La mano suya descansaba cerca
Y recliné la frente sobre ella
Con asco de mi cuerpo y alma.
Así pedí en silencio, como se pide
A Dios, porque su nombre,
Más vasto que los templos, los mares, las estrellas,
Cabe en el desconsuelo del hombre que está solo,
Fuerza para llevar la vida nuevamente.

Así rogué, con lágrimas,
Fuerza de soportar mi ignorancia resignado,
Trabajando, no para mi vida ni mi espíritu,
Mas por una verdad en aquellos ojos entrevista
Ahora. La hermosura es paciencia.
Sé que el lirio del campo,
Tras de su humilde oscuridad en tantas noches
Con larga espera bajo tierra,
Del tallo verde erguido a la corola alba
Irrumpe un día en gloria triunfante.



martes, 28 de febrero de 2012

Te quiero

En este poema Luis Cernuda intenta expresar todo el amor que siente por la persona de la que está enamorada:


Te quiero.
Te lo he dicho con el viento, 
jugueteando como animalillo en la arena 
o iracundo como órgano impetuoso;
Te lo he dicho con el sol, 
que dora desnudos cuerpos juveniles 
y sonríe en todas las cosas inocentes;
Te lo he dicho con las nubes, 
frentes melancólicas que sostienen el cielo, 
tristezas fugitivas;
Te lo he dicho con las plantas, 
leves criaturas transparentes 
que se cubren de rubor repentino;
Te lo he dicho con el agua, 
vida luminosa que vela un fondo de sombra; 
te lo he dicho con el miedo, 
te lo he dicho con la alegría, 
con el hastío, con las terribles palabras.
Pero así no me basta: 
más allá de la vida, 
quiero decírtelo con la muerte; 
más allá del amor, 
quiero decírtelo con el olvido.